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Ya lleva mejor que la reconozcan
por la calle, o verse a sí misma contestando a una entrevista.
Pasaron los tiempos de su eclosión de la mano de julio Medem,
en los que el personaje que crearon los medios de comunicación
usurpó la vida de la persona. Ahora, mucho más tranquila
y asentada, se limita a esperar que las cosas sucedan, que su innegable
carisma -que apareció una y mil veces en la sesión que
realizó para WOMAN- le gane el respeto de los críticos,
la admiración del público y, algo que nunca molesta, el
beneplácito de los productores. Entre esas cosas que han sucedido
últimamente en su vida se encuentra 'Tuno negro', película
en la que los noveles directores-guionistas Pedro Barbero y Vicente
J. Martín se atreven con una combinación contranatural
la de la carpetovetónica tradición tunera de nuestros
colegios mayores y universidades con una de las grandes metáforas
de nuestro tiempo, lnternet, todo aderezado con la presencia de un psicópata
de la peor especie. El resultado, en el que Silke comparte protagonismo
con Jorge Sanz, Fele Martínez, Maribel Verdú y Patxi Freytez,
es un thriller lleno de trampas y sorpresas que, tras 'Kilómetro
cero' y '¿Tú qué harías por amor?"
parece asentar definitivamente la carrera de quien está segura
de ser bastante más que una cara con ángel.

Con la distancia que proporciona el paso del
tiempo. ¿Por qué crees que tu debut en el cine supuso
un acontecimiento que terminó por afectar a tu vida privada?
Todo el mundo se empeñó
en crear un mito, una especie de mujer maravillosa, cuando soy una persona
muy sencilla. Quizá fui demasiado generosa en las entrevistas,
o a la hora de ceder mi imagen, pero en apenas tres meses no podía
salir a la calle porque todo el mundo me conocía. Con el paso
del tiempo, he asumido muchas cosas que, como la promoción de
las películas, forman parte de mi profesión. En cuanto
lo haces, evitas la esquizofrenia y no pierdes el Norte.
Era
una situación para la que no estabas preparada.
Es que cambia
hasta el punto de vista de los amigos. Eso es lo peor, que no te afecta
tan sólo a ti, también a las personas que están
a tu alrededor. Pasé por el proceso de sufrir una pequeña
limpieza de amistades, de saber quiénes son tus amigos de verdad
en los momentos duros. Pero eso pasa en todos los ámbitos de
la vida, no sólo en el cine. Se nota que las cosas han cambiado,
y para mejor. Antes me afectaba mucho lo que decía la gente.
Ahora, sólo lo que me cuentan mis amigos, que lo hacen de corazón.
¿Llegaste a pensar en tirar la toalla?
No, porque no
hay nada que me llene más que mi profesión.
¿Cómo te convencieron para rodar
una ópera prima tan original como 'Tuno negro'?
La película
tiene un guión maravilloso, con alma: fusionar un residuo de
la Edad Media como la tuna con el símbolo de la modernidad que
es lnternet. Bueno, la verdad es que el guión que me enviaron
no tenía final. Fue después cuando Pedro y Vicente me
lo desvelaron, y me pareció sensacional; creo que es un desenlace
muy sorprendente.
¿Tu experiencia con los tunos ha sido
tan traumátíca como en la pantalla?
Nunca he conocido
personalmente a uno, así que no tengo una opinión formada.
Con lnternet sí que habrás tenido
más contacto...
Lo justo y necesario.
Me sirve para obtener cierta información cuando la necesito,
pero no me gusta chatear ni nada de eso, me cuesta expresarme escribiendo.
los teléfonos móviles van más conmigo.
¿Cómo fue el rodaje en Salamanca?
Es dificil imaginar
otro escenario para la película. A diferencia de en países
como Estados Unidos, aquí tenemos la suerte de contar con un
pasado, con una riqueza cultural maravillosa.
Después
de 'Tres esposas', película en la que has trabajado a las órdenes
del director italiano Marco Risi, ¿qué otros planes tienes
para el futuro?
Crecer lo máximo
como actriz, en cualquier terreno: teatro, cine o televisión.
Pero quiero que las cosas sucedan por su propia inercia, su dinámica,
sin influir yo.
¿No sientes el gusanillo de actuar
delante del público de un teatro? Muchas de tus compañeras
coinciden en calificar esta experiencia como la mejor para una actriz.
Tengo curiosidad;
y si más adelante me llega la oportunidad de trabajar en teatro,
perfecto. Pero todo tiene su ritmo.
¿La dictadura de las grandes productoras
de Hollywood sigue siendo el principal problema del cine español?
En este negocio sólo cuenta
lo que vende, y en eso no van a cambiar las productoras, sean del país
que sean.
¿Eres cinéfila? ¿Vas
mucho al cine?
Trato de ver todo el que puedo, especialmente,
el español. la suerte que tengo es que como soy miembro de la
Academia, me envían las películas a casa.
¿Una actriz a la que admires?
Juliette Binoche, porque selecciona
muy bien sus papeles.
Ése es trabajo del manager. Al final,
has tenido que contratar uno.
Gracias a Dios, tengo a Octavio, una
de las razones por las que sigo en el cine. Yo era reacia a tener representante,
pero me di cuenta de que era imprescindible. A Octavio me lo recomendaron
diciéndome que, ante todo, era una buena persona, lo que acabó
de convencerme. Así que le llamé yo. Durante el primer
mes de nuestra relación, sólo nos conocimos a través
del teléfono.

Para tu cita con WOMAN has abandonado por
unas horas tu retiro en Ibiza. ¿Por qué te fuiste a vivir
a un lugar tan alejado de dónde 'pasan' las cosas en tu trabajo?
¿Te sirve como una válvula de escape?
Ibiza me ofrece
muchas cosas: hay muchos extranjeros que no me reconocen, por mi físico
puedo pasar totalmente inadvertida; estoy a apenas una hora en avión
de Madrid; y lo tengo todo: mar, montaña y, en invierno, una
inmensa tranquilidad.
¿Un deseo?
Ahora que está
todo perfecto, quiero que siga así siempre.
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