Mientras compagina una carrera imparable que desarrolla dentro y fuera de nuestras fronteras, Silke sigue labrando su trayectoria profesional con papeles diversos y trabajos muy variados. En esta ocasión, hablamos con ella de su participación en Tuno negro, una cinta en la que encarna un personaje con diversas caras que no se terminan de conocer hasta el final.

Te has atrevido en Tuno negro con un personaje que si ya es difícil para un actor, mucho más para una actriz.
La verdad es que ha sido un reto muy grande. Pero también es una gozada que como actriz te ofrezcan hacer un personaje de estas dimensiones. Es muy guay.

Ese lado salvaje que transmites desde la pantalla no se deja de utilizar, porque aquí haces de mosquita muerta pero con una fuerte carga sexual que permite adivinar una doble naturaleza en el personaje.
Claro, y por algún lado se tenía que mostrar esa doble naturaleza. Y entonces he aprovechado estas pequeñitas cosas para poderlo mostrar. Porque tampoco podía mostrarlo en el resto de las escenas.

En esta película se puede decir que Salamanca es otro de los personajes de la misma. ¿Se establece una relación parecida con el decorado como con un compañero más?
Lo que me ha pasado con Salamanca, con la catedral en concreto, me ha pasado con Eusebio Poncela. Una relación a la hora de trabajar que de pronto eres el personaje y estás delante de Don Justo y estás dentro de la catedral, y se crea de repente un misterio, un todo que de pronto te conviertes en el personaje. Se produce algo súper mágico. Ha sido un honor trabajar con Eusebio Poncela.

¿El trabajo es la mejor escuela?
Una de ellas, pero imagino que sí. Trabajando con Poncela he aprendido mucho de él.

La capilla de los estudiantes, supuestamente dentro de la catedral, es un decorado. ¿Se notaba diferencia de trabajar en el decorado a en la catedral real?
Hombre, no tiene nada que ver, pero dentro de la capilla en sí, estaba todo tan bien hecho que imponía casi tanto como la catedral.

¿Qué te parece que se esté trayendo el género a España?
Me parece muy bien, ya estaba aquí, lo que pasa es que se paró por un tiempo. Pero todo este rollo estuvo en su tiempo. A lo mejor ha sido un parón demasiado largo pero me parece muy bien que esté resurgiendo, porque siempre hay un público para él.

¿Y cómo ves la posibilidad de que haya secuelas? ¿Retomar este personaje sería un nuevo reto?
Hombre, me gustaría porque podría mostrar esa parte que no he podido mostrar en esta película. Estaría muy bien.

¿Te gustaría hacer de mala directamente?
Me encantaría. Además, siempre he dicho que los personajes de malo son más ricos porque tienen más facetas. Hasta los malos tienen su parcelita buena.

¿Crees que tu personaje se enamora del de Fele o es un mero instrumento más?
Yo creo que son las dos cosas.

Fele y tú, como ya se vio en Tú qué harías por amor, tenéis una química muy especial en pantalla. ¿Te gustaría que se os viera como una pareja más o menos estable a la hora de trabajar?
Me encanta trabajar con Fele, es un amor. Es de las personas más buenas que he conocido nunca. Te ríes mucho además con él. Quiero trabajar siempre con él.

Incluso da la sensación de que muchas veces no os hace falta hablar para entenderos. ¿Es cierto?
Sí, pienso que nos entendemos bastante bien. Es que con Fele cualquiera se entiende bien.

¿No vas a volver a asustarnos y hacer un parón profesional tan largo como el que hiciste?
No, no, espero que no. Por mi lado no será.

Eres de las pocas actrices que no has caído en la trampa de la televisión. ¿Lo piensas mantener?
No me quiero negar a nada pero si puedo seguir haciendo cine me gustaría mucho.

Lo de no aparecer en los eventos, ¿es algo hecho a propósito?
Es que no vivo aquí, que es la excusa perfecta. No soy muy dada a estos.

Trabajar fuera de España, ¿te apetece especialmente?
Me encanta. Me gusta muchísimo, es la excusa perfecta para viajar. Cuando estás rodando en tu ciudad, en tu sitio, me gusta menos. Además, prefiero, en lo posible, separar el trabajo de tu propia vida, y esa mezcla en tu ciudad sucede.

Tu primera experiencia en el cine fue con Julio Medem. ¿Has vuelto a encontrar esa magia en algún otro rodaje?
Todos los rodajes tienen su momento de magia. La verdad es que la película más mágica después de Tierra ha sido Felicidades, una película que hice en Argentina el año pasado. Con los directores, con todo, fue maravilloso. Me reí un montón, me sentí súper cuidada y súper mimada. Me sentí muy bien.

Y lo de sentirte tan deseada por parte del público, ¿cómo lo llevas?
Pues no me he sentido tan deseada, me imagino que muchos me querrán y otros no.

En Tuno negro es la primera vez que muestras una imagen tan atlética. ¿Te has preparado especialmente?
Sí, claro, tomé un mes y pico de clases de taekwondo con Fele. Lo de mujer atlética es una imagen más, pero tampoco me gustaría que me encasillaran en ella. Como en ninguna.