El film de Lucho Bender presenta a varios personajes, muy diferentes entre sí, que esperan con diversas expectativas la llegada de la Navidad. Durante esas horas, parecen impulsados hacia la posibilidad de ser mejores personas, pero lo que va a quedar expuesto es la inmensa soledad de la que son presas.

El estilo tragicómico elegido por el director para narrar las historias de estos desangelados, que pasean su tristeza y sus miserias por las calles de la ciudad, es brillante. El intrincado laberinto de espíritus sufrientes se va tejiendo con solidez, hasta lograr una trama espesa y pegajosa de la cual el espectador no puede salir hasta los títulos finales.

Felicidades es un film asfixiante, en el cual la historia está muy por encima de las imágenes, que son absolutamente coherentes y realistas.

El elenco, conformado por actores famosos y otros no tanto, convence con sus trabajos, dejando claro que muchas veces las buenas actuaciones dependen de quien dirige la obra. Bender ha explotado su capacidad para lograr extraer lo mejor de cada uno de los protagonistas.

Pocas veces el cine argentino ha brindado una obra de tanta categoría como Felicidades, que merece figurar entre las mejores de los últimos años.