Los debutantes Pedro l. Barbero y Vicente J. Martín la han elegido para protagonizar el thriller Tuno negro, que se estrena mañana en las pantallas españolas. Silke encarna a Alex, una estudiante brillante, inteligente, enigmática y ambigua, en su primera incursión en el género del terror.

“Para mí es un bombonazo de personaje. Es muy rico y bastante complejo, con muchas aristas, con su parte débil y su parte frágil. Es una tía muy inteligente, muy racional, con una habilidad especial para ganarse a la gente. Al leer el guión lo acepté sin saber el final, sin saber lo que le iba a pasar al personaje ni como acababa la película”, explica la actriz, que tuvo que someterse a un duro entrenamiento de taekwondo para encarnar a su personaje, experta en artes marciales. Silke reconoce que lo pasó mal a causa de la popularidad al principio de su carrera cinematográfica. “Me vino todo demasiado rápido y llegó un momento en que no sabía muy bien lo que quería hacer con mi vida”, afirma, aunque se considera una afortunada por la variedad de personajes que ha interpretado.

“No tiene nada que ver mi personaje en Km. O con el de Tierra o el de prostituta que he hecho en una película argentina llamada Diario para un cuento. Si tenemos en cuenta que en el cine las mujeres solemos ser la chica del protagonista, la guapa, etcétera, y la gama de personajes suele ser limitada para nosotras, estoy satisfecha de lo que he hecho”, señala.

Fele Martínez y Jorge Sanz son dos de los protagonistas de Tuno negro con los que la actriz comparte escenas de cama. Ella afirma que este tipo de escenas no son tan difíciles si se crea el ambiente adecuado. “Todo depende con quien y cómo. Por ejemplo, Fele para mí es como un hermano y con él no me costó nada. Aparte de eso la gente suele ser muy profesional y están pendientes de su trabajo, sin fijarse en nada más. Lo que me da más miedo es que me vean miles de personas en las salas de cine”, confiesa.

La actriz opina que en su trabajo es más importante “la intuición que la técnica”, y afirma haber aprendido de todos con los que ha trabajado. “He aprendido que el cine es muy sutil. Con una forma de respirar o una mirada puedes contar un montonazo de cosas y es muy importante saber seducir a la cámara, saber que siempre está ahí”, explica antes de confesar su devoción por el director Emir Kusturica. “Me encantaría trabajar con él y conocerlo, aunque no sé si encajaría en sus películas”, comenta.

Cuando se le habla del cine norteamericano, se muestra bastante escéptica. “La verdad es que no me lo he planteado. Con el pánico a la fama que he pasado en España me daría pánico ser conocida en todo el mundo. Tampoco me gusta el cine convencional norteamericano, pero se hace muy buen cine independiente, y en ese tipo de películas sí que trabajaría. De todas formas nunca ha sido mi sueño”. Mientras, le siguen lloviendo proyectos y tiene pendientes de estreno dos películas, Felicidades y Tres Esposas, de Marco Risi.