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Silke es una chica sana, sanota que dice ella. Aunque hoy tenga la pierna vendada, porque se ha caido con la moto y algo debe haberse lastimado que tanto le hincha y le duele a la altura de la rodilla. Para Silke lo sano es dejarse llevar por la intuición, pues cuando las cosas pasan por la cabeza, a veces se estropean. así ella ha seguido siempre los impulsos que siente "ahí", y para explicarlo coloca su puño cerrado donde el estomago empieza. |
Iba buscándose a sí misma, sin esperar nada, y entonces fue sin parar de un lado a otro, porque Silke (Madrid, 6 de febrero del 74) ha debido ser siempre una niña inquieta. Fue hippie cuando había que serlo, punky si acaso estaba de malas, paseo en sari por India, en Brighton fue como los Who, es católica por bautismo y de ascendencia, germana (su nombre completo es Silke Hornillos Klein). "Cada uno somos muchos". Ahora que es actriz, aunque la palabra no le salga, se pregunta que le habrán visto los directores en ella; y se alegra de que sus miradas hayan sido tan distintas... ¿Quizá le viera cada uno un pedazo diferente de yo? Quiza. |
Catorce años llevaba buscándose (del piano a la guitarra, de la guitarra al tambor y así todo el tiempo), y al paso empezá a buscar también una forma de vida: en bares de copas, comprando en viajes, revendiendo, con una socia que hace piercing, que perfora, vaya... y, sin contarlo tampoco, guardaba un sueño remoto: a Silke le gustaba interpretar lo que veía. Probo. En el Laboratorio Teatral de William Layton. Y cuando llevaba aprendida la mitad, le hablaron de las pruebas que estaba haciendo un director favorito: Julio Medem, de Vacas y La Ardilla Roja, para su nueva película, Tierra. Se presentó y la cogieron. Fue el comienzo de un maremoto que desde entonces, hace ahora un año, intenta comprender. En seis meses rodó tres películas, Hola, estas sola? (Iciar Bollain), Tierra y Tengo una casa (Monica Laguna). Antes de estrenar la primera, todo el cine hablaba de ella. |
Entonces sobrevino lo peor, el miedo: "Yo nunca lo había sentido. El miedo te paraliza". Vertigo por dentro, y alrededor , el vacio. La nausea. "¿que esperan de mi?" Ella que nunca espero nada.
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"Estoy empezando a asimilar lo que me ha pasado. Había dejado una pierna en mi vida anterior, que me hacia tan feliz... y siempre confiaba en poder volver atrás. Ahora me doy cuenta de que no se puede, adios a la Silke de antes". Habla como si la decisión de ser actriz no hubiera sido suya. "No, no, yo cuando estaba en la escuela no pensaba en directores ni en películas, pensaba en el teatro experimental. Bueno, la interpretación siempre me había llamado la atención, pero lo hacia mas por conocerme a mi misma que por ejercer: yo me ganaba bien la vida, las cosas tenían sentido, era feliz".
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Se organizo el casting. Ella estaba en aquello de preparar la técnica, "pero se trataba de Medem, que ya me encantaba, que buscaba niñas así y tal". ¿Cómo, como era el perfil que buscaba? "No me acuerdo; niñas. Y Dije, mira: Voy". Sabia que era un personaje duro, y poco habitual, "surreal", dice Silke, "como todos los de Medem".
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Claro que Silke se puso sexy para las pruebas de Tierra, y ya con el guión la metieron a hacer una de las escenas fuertes. Su personaje es el de una ninfómana en cura de salud, persiguiendo a zancadas el amor. La sensualidad de Silke era el mejor traje para Mari, perdida Mari. En cambio para el casting de Bollain, se cogió su coleta despeinada y la chaqueta con capucha, y se calzo vaqueros y deportivas. A Julio Medem le costo renunciar a su paternidad, y ella, hasta le pidió permiso para aceptar este segundo papel que le ofrecían, "Julio es mi papa". No es de extrañar, entrar en la casa grande del cine de la mano del director vasco, ya marca. Si encima el personaje es Mari, además de marcar, abisma.
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Se vio primero Hola, estas sola?, y la crítica empezó a bramar cosas como: tiene esta chica dotes de estrella, hermosa presencia con grandes posibilidades, superior y así. A ella también le pareció exagerado, "con tantos actores que hay, tan estudiados. Me dio mucho vértigo, ¿y todo porque me habían cogido para tres películas seguidas? Y yo que nunca me había visto en papel alguno, salvo en clase, que te machacan, pues de seguridad actoral, ninguna".
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La critica había sido rápida y afilada, había visto su intuición, la aplaudia, y le recomendaba trabajar con rigor. En esas esta desde entonces. Trabajo sobre la escena, porque fue un guión tras otro, y decidió "reeducar" la voz: ese tono cascado por dos pequeños bultos en las cuerdas vocales, por la vida rápida que ha llevado y por ese hablar más rápido aun que su cabeza. A Silke el impulso le sale de la mitad del esternón y el aire, que no alcanza y se ahoga: le pasa veloz por la lengua: lo intenta con corchos y va a la logopedia. Algo ha mejorado, pero le falta, le falta vocación: "llevo una serenidad impuesta..."
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La actriz razona, razona bien, que en su oficio existen dos posibilidades: "O una técnica inmaculada, que los papeles te salgan solos, o ser natural: aprehender los personajes y las situaciones como si de verdad te estuvieran sucediendo". Silke esta por lo segundo. "Tengo unos sentimientos muy fuertes, cuando me emociono me emociono mucho, entonces, aaag, soy muy transparente, es fácil ver lo que siento. Si soy capaz de llevar todo esto al cine... puede ser bastante".
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En los ratos que le quedan, Silke hace baile, mete el cuerpo en cintura. Ella sabe, le disgusta pensar que todo esto se haya montado por su físico, espléndido: "¿que revuelo? Yo no me he enterado". Pero al fin regresa, vuelven en sí sus ojos entornados: "Se que en gran parte es por mi imagen, me da mucha pena. Pero también me ha ayudado a entrar, me queda a mi demostrar que valgo como actriz". Aun falta por ver a Silke en Tengo una casa, de Mónica Laguna, factoría Almodovar. "Me disgusta tener mas oportunidades que otras actrices por ser más monilla, que tampoco soy un escándalo de mujer". Ahora que Tierra se estrena, tras tantos meses enlatada para destaparse en Cannes, ella esta alerta: no vaya a ser que algunos la identifiquen como ese objeto del deseo que es Mari.
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Además de la voz, Silke tiene otro trago por delante: la fama. "Me interesa cero". Se pone triste. ¿Sabes que no vas a tener más remedio? "No, yo creo que dentro de un orden se puede controlar". ¿Crees? "Bueno, luego la verdad es que ya solo por contrato estas obligada a promocionar tu película...". Sencilla y clara como una membrana, Silke teme que la gente sepa tanto de ella y que después quieran hacerle daño y le puedan: "Yo no sé hacer el paripé". Simplemente cuenta: que ya no puede ir en metro, "ha sido demasiado rápido, es duro".
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Después de los tres personajes estallo la crisis, la muda de piel le dejaba lastimada y desnuda. "Los personajes te dejan un vacío enorme"; además, Silke había perdido el rastro de su otra pierna: "¿De que hablaban, de que reian mis amigos?". La gente no la trataba igual. "Yo he sido una persona feliz, porque siempre he tenido muchas ganas de conocer y saber. He tenido problemas como todo el mundo, pero se que desgraciadamente es de esos momentos malos donde uno aprende; he positivizado lo malo, que tiene que pasar, que es como la muerte, que cuanto antes la conozcas antes le pierdes el miedo. El miedo puede destruirte, cambiarte el camino: dejas de hacer, tiras tus sueños. Y ahora, que todo el mundo piensa que lo que me ocurre es maravilloso... Me llega el miedo".
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Así que a ella nunca le había pasado eso de ponerse existencial, que cada vez les pasa menos a los chicos porque sus problemas ahora, en la mercadotecnia del sueño, son más bien de realización material: buscar casa, empleo, sueldo mínimo...otra independencia.
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Aunque Silke aun no entiende que es eso de la generación, porque no se vincula, admite que tal vez la distancia del tiempo de lo descubra. "¿Sanos?" Si, una generación más sana. "La gente de mi edad se droga mogollón". ¿Y a ti nunca se te va la cabeza? "Si, claro, es imprescindible; pero a mi se me va sola, no necesito las drogas. Todo esta bien en su punto medio, y esta bien probar las cosas, lo malo es quedarse colgado como les pasaba tanto a los de antes". Llama la atención ver a los chicos agolpados en torno a los afterhours consumiendo zumos y agua mineral. "Ah, porque toman drogas tan fuertes que no necesitan alcohol. A mi esos lugares me deprimen muchísimo". Su generación ha tomado nota de lo mal que lo pasaron esos de antes. "Es que todo es ciclico, como las modas, los caracteres..."¿Ahora que es lo malo? "La incertidumbre, no future". Se les deja soñar, antes nadie soñaba en alto. "Soñar es gratis, pero hacer el sueño real... Ahora una chica con dieciocho años puede irse de casa o ser piloto, vale,¿ y con que medios lo consigue? Te ponen la miel delante y no la puedes probar".
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Para superar la crisis, Silke se marchó, volvió a viajar. Y se fué al sudeste asiático, que ya conocía por una de esas casualidades que a ella tanto le fascinan. Había ocurrido dos años antes en el tiempo. Fue el día que terminó de leer El alquimista, de Paulo Coelho. Para aguantar el tirón y pensar, el libro acabado, salió a la calle y compro un disco. De Pink Floyd; abrió el estuche y en su interior encontró el escenario mágico del cuento de Coehlo: las tres pirámides de Egipto. Colgó el poster a los pies de su cama y se dijo: esto quiere decir algo. En tres meses estaba sóla en India: era el sueño que de largo había compartido con su amiga del alma, que por entonces la abandono en este mundo.
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Silke, ¿y si no vuelves de uno de esos viajes?, tantas cosas que allí te tientan..."Algo mejor habré encontrado". ¿No temes que algo te arrebate, el opio, la meditación, filosofías desconocidas...? "No, sólo me quedaría por un sentimiento. A mí sólo me da miedo tener miedo. Soy aventurera y optimista. El destino lo escribe uno mismo".
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Tiene Silke algo de ese personaje de Bollain, la Niña, también porque se volcó en él y le prestó un trozo de sí misma: ese no pensarse las cosas... aunque luego en el carácter no tengan nada que ver, porque la Niña es animal herido, lacerante; y Silke es dulce y suave. Pero lo que más le une a la Niña es su biografía. Por otra casualidad, Silke tambien dejó su casa un día, viajo rumbo a ninguna parte, y sobre todo tambiéen su madre se había marchado un día: "Es inevitable; cuando eres pequeñito y no vives con tu mama pues... marca, claro, y entonces las dos tenemos mucho en común. Yo si veíia a mi madre, aunque no vivía con ella ni me venía a recoger al colegio, que venía la muchacha. Encima en aquel lugar nos traumatizaban, nos volvían locas a mi hermana Elke y a mí, porque era muy católico y tener los padres divorciados era pecado". Una vez solo se fue de casa, definitiva, tenía diecisiete años y llevaba bien los estudios, tuvo que dejar el último curso a medias: "el colegio era privado y yo no tenía dinero". Se fue porque discutió con su padre, porque son los dos muy orgullosos. "Me alegro, gracias a ello vi y aprendí muchas cosas". A su padre no le perdió ni un ápice de cariño. Ahora Silke, como todo es cíclico, y como ha venido su hermana a verla, y como alguien tiene que cuidarla con la pierna como está y tiene para tres semanas, pues se ha cobijado en la casa de su abuela, que los tiene a todos alrededor, a la hermana que viene de Ibiza, al pequeño y a la mujer del pequeño, que con veinte años ya esta a punto de ser padre.
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Silke se siente sola, "siempre", dice: "Sola y rodeada", porque es muy sociable y tiene muchos amigos, "pero todo viene y se va", la muerte de su amiga le enseño que al final lo único que queda es uno mismo, "porque ni las personas ni los lugares permanecen". "No es que me sienta sola, es que soy consciente de mi soledad". Y ahora más consciente que nunca porque todo el mundo cree que esta muy bien lo que le ha ocurrido, que suerte, y ella lo que sabe es que esta suerte le esta haciendo luchar muy duro. Silke ademas llora mucho, solamente porque el dentista le toque la encía, ya esta, como una Magdalena, se pone y todo lo suelta.
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Anda buscando respuesta y alivio en libros de catadura bien compleja. Más que las novelas, a Silke le interesan los libros de Filosofía, y ahora tambien los de alimentación, porque es con el alimento como se integra el hombre a la vida: "Uno no sabe por lo que haya leido, sino por lo que experimenta. Quiero que los libros me descubran cosas que yo luego pueda probar". No abraza sectas ni tendencias, quizá le guste el sentido de la muerte en el budismo o la vida entendida segun el Tao. Silke no conoce dios que no sea ella misma: "Es uno mismo quien ha de revalidar el destino, si te dejas hundir... no hay suerte que te salve: la suerte se la busca uno. El momento que vives es tu presente, y es tambien tu pasado y tu futuro". Algo parecido le sucede con la música: puede ir del rock sinfónico al flamenco, pero sus preferencias estan en los sonidos que buscan, esos del trance, el ambient y por ahí.
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¿Te molestaria que hagan de Silke el retrato de una chica grunge? "Si, muchísimo. He tenido muchas etapas en mi vida y de lo que más me tocaba he ido formando mi filosofía de vida. Cada uno somos muchos. Y yo ahora quiero ser sobre todo yo".
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