Vecinos del céntrico Madrid, Juan
Luis Iborra y su consorte creativa por más de 18 años,
Yolanda García Serrano, repararon
un buen día en la marejada de gente que, hora tras hora, se
cita en el kilómetro 0 de
Madrid, lugar simbólico y turístico que, teóricamente, es el
origen de todas las carreteras de España. Abriéndose camino
entre las hordas de japoneses cámara en mano, que se llevan
grabado a la lejana Asia el mítico trocito de cemento, los dos
cineastas centraron su atención en el variado paisaje humano
que espera allí a un conocido o a un desconocido. Gente de todo
tipo y de todas las clases que comparte, o no, los minutos de
una espera."¿Y si hubiese una confusión...
si alguien confunde su cita con otra persona?"
se preguntaron. Y la respuesta a la interrogante se convirtió
en Km. 0, su segunda película como
guionistas y directores, después de Amor
de hombre, otra comedia coral con Madrid sirviendo de
algo más que de un mero telón de fondo.
"A partir de
esa idea creamos una película de equívocos que es como un cuento,
una película sobre gente que soluciona su vida en una tarde"
apunta Iborra. "Es gente muy distinta",
interviene García Serrano. "Gente
urbana, de diferente clase social y muy distintos, que al encontrarse
producen chispas por su carencia de afinidad".
No era sencillo aglutinar y cruzar en
un día a 14 personajes distintos y convertirlos a todos en los
protagonistas de una calurosa tarde madrileña, en la que no
todo sale como ellos esperan. Una prostituta, un gigoló, un
aspirante a cineasta, una actriz, un bailarín, una vieja dama
millonaria, varios ociosos... vidas de gente urbana que se entrecruzan
una tarde y rematan con una refrescante lluvia estival de final
feliz, como de cuento de hadas, "Lo
del happy end dura dos minutos, sólo mientras llueve"
advierte Iborra. "Es
un cuento y esta felicidad es muy momentánea. La puta seguirá
siendo puta, cobrando 50.000 o 2.000" "Es
el final feliz de su tarde, no de su vida" prosigue
ella, "porque no sabemos si en la obra
la actriz 1 tendrá éxito ni si el nuevo negocio del camarero
va a prosperar.. pero todo esto ya sería otra película".
Gustan los dos cineastas de las comedias
corales y urbanas. Admiten que cuando hicieron Amor
de hombre había personajes con nombres y apellidos, de
gente conocida por ellos, pero esta vez optaron por personajes
anónimos pero reconocibles. "Somos
urbanos y queremos hablar de gente afín, a nosotros",
confiesa ella. "Yo no podría hacer
una película rural o histórica, no forma parte de mi contexto
y tendría que empezar por entender qué es lo que se hace en
una caballeriza. En cambio, no he sido policía pero los veo
todos los días y me son familiares" dice él. Orquestar
Km. 0 fue tarea, compleja. En principio,
todo el mundo les decía que sería imposible rodar en el madrileño
trocito de cemento pero la realidad es que, tras un periplo
burocrático mayúsculo, allí pasaron nueve días, 12 horas cada
vez, cortejados por una intimidante multitud de curiosos. La
experiencia, aunque positiva, no es lo que los cineastas quisieran
repetir.
Luego, estaba el problema de organizar
los horarios de 14 actores, todos con distintas actividades
en marcha. Y sumado a ello, los temidos "tres
días de rodaje en la cafetería" la única escena en
la que coinciden todos, que adquirió proporciones insospechadas
para la capacidad de organización de los cineastas. "Creo
que ésta es una de las películas con más billetes de tren y
avión rodadas en España. Concha Velasco estaba de gira con una
obra de teatro y se venía cada día a rodar. George Corraface
tuvo que venir varias veces desde París, otros tenían compromisos
en la televisión; Víctor Ullate, que es bailarín, con el teatro
fue muy complicado", recuerda García
Serrano. "La próxima vez haremos
un monólogo", dice en broma.
Pero los retos fueron superados, Y hoy
tienen una película coral que reúne a varias generaciones de
actores, desde cotizadas "estrellas de toda la vida como Concha
Velasco ("Es un gusto trabajar con
ella. Pasó horas tendida en el suelo sin protestar y cada día
nos daba las gracias", recuerdan), pasando por una
generación intermedia con nombres ya conocidos como los de Alberto
San Juan, Silke o Tristán
Ulloa, hasta actores en alza como Cora
Tiedra o Roberto Álamo.
Si Amor de hombre
era una película coral con dos protagonistas visibles, Km.
0 tiene la peculiaridad de ser una comedia con 14, en
la que nadie destaca por encima del otro. Los mantiene, eso
sí, cercados en un área muy determinada del espacio urbano madrileño.
Los dos cineastas, hasta ahora, no han sufrido presiones a la
hora de abordar sus historias. "Hemos
hecho exactamente la película que queríamos. No salió otra cosa",
dice García Serrano, que recuerda
que no faltaron inversores que les proponían que su poética
Amor. de hombre se convirtiera en una comedia nocturna, sembrada
de dragqueens. Aquella vez no cedieron y ésta tampoco, llevando
hasta la pantalla la historia tal y como ambos la habían urdido.
Esa ventaja les deja sin excusa. El triunfo o el fracaso de
Km. 0 será su responsabilidad.
|