Una casita, enclavada en Punta Tena,
Tenerife, ha abandonado su placidez usual. Ahora un montón de
gente trama algo en ella. En su interior, una linda chica golpea
un saco de boxeo, un señor de traje husmea por la ventana y
una figura fantasmal, que parece el asesino de Scream,
pulula por allí. Afuera, Marcos Carnevale
da el alarido aquel de "¡Acción!"
y algo que no se ve ocurre dentro. Unos segundos de silencio
y el mismo Carnevale ofrece el
alarido de vuelta: "¡Corten!",
Se produce, entonces, una movilización.
Las cosas se aclaran. la boxeadora es
Leticia Bredice (la misma de Cenizas
del paraíso); el scream
no es tal serial killer sino el actor argentino Antonio
Gasalla travestido y el de la corbata no está vestido
para actuar. Es así. Al parecer, es un ejecutivo de esos que
controlan los rodajes. Poque aquí lo que sucede es que se prepara
Almejas y mejillones, una
comedia hispano-argentina en la que Jorge
Sanz es un biólogo que se enamora de Bredice,
una ocupa lesbiana de la casa que ha alquilado, lo que lo empujará
a travestirse para conquistarla. "La
comedia romántica ya no es lo que solía. Y aquí se habla de
sexo de una manera liberada, ya no importan tus gustos sexuales",
apunta Sanz, "pero lo cierto es que
la experiencia de ser mujer me ha parecido difícil y dolorosa".
"Me engancha
la idea de que el amor sea un milagro", explica Carnevale,
el debutante director, "La historia
tiene un punto absurdo, habla de sexo pero no lo tiene y, en
tono de comedia, despliega una metáfora alrededor de los mejillones
que son hermafroditas". El elenco lo completan Silke
y Loles León que, por amistad,
rompe su voto de "no más papeles pequeños".
Tras rodar en Buenos Aires y Tenerife, el filme se estrenará
el 3 de agosto en Argentina y en octubre en España, quizá con
otro título. "En Buenos Aires es un
título muy gas tronómico", dice Carnevalle,
"pero aquí lo de las almejas..."
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