"Sansara"
Rodar a Salto de Mata
Ni
focos, ni maquillaje. El realizador francés Siegfried sólo
necesita una cámara, un micro y actores, entre ellos Silke.
El resto: recorrer ciudades de todo el mundo.
UNA
MOCHILA Y una caja de cables. El equipo de rodaje de Sansara,
en un banco del Retiro (Madrid), pasa desapercibido entre los
transeúntes. Sólo algunos visitantes señalan
un bote en el lago con un chico erguido, cámara al hombro.
Es el director: Siegfried
(sin apellido). A través de su productora hace llegar un
manifiesto, probablemente para ahorrase explicaciones. Cine freestyle,
se titula, y todos repiten que no tiene nada que ver con el Dogma.
Hay que dejar que la vida real
interfiera en la película. Como en el jazz, las imágenes
responden a un tema y, a partir de ahí, la historia debe
surgir como en una jam-session, reza.
La barca sigue deslizándose por el lago, esta vez para
filmar desconocidos. Antes que en Madrid, lo ha hecho en Tokio,
París, Milán, Budapest y San Petersburgo, cinco
de las diez ciudades donde transcurre el filme. Rueda
por la calle con un equipo de 10 personas. A veces utiliza a la
gente que se encuentra. Tenemos una lista con papelitos para que
firmen los derechos de imagen
, explica
María, ayudante de producción.
Músico
y fotógrafo de 27 años, el primer y único
largometraje de Siegfried, Louise
(Take 2) (1998), nunca llegó a España. Por la simplicidad
del equipo, cualquiera diría que lo rodó con colegas
del barrio. Pero estuvo en los festivales de Cannes y Sundance
y los protagonistas eran Élodie Bouchez,
un valor en alza, y Roschy Zem, conocido
en Francia y uno de los principales de Sansara.
No quiere hablar con periodistas,
dicen los del equipo mirando a Zem.
En unos minutos recogen los trastos y se marchan a otro paseo
del parque, repleto de niños con los juguetes de Reyes.
No paramos. Todo cambia: las horas,
los sitios
Si Siegfried ve algo que le interesa, se para,
cuenta Paloma, de producción.
El presupuesto del filme es de 328 millones de pesetas y la española
Mate Productions (La
camarera del Titanic) se encarga del 20%. El resto
es de la francesa Initial Productions
(Leaving Las Vegas). Puede
que la intervención de ambas haya hecho posible la presencia
de rostros conocidos en cada país. Aquí, los de
Emma Suárez y Silke.
Con gorro de lana y pantalones caídos,
Siegfried retrocede por el paseo
frente a los protagonistas: Zem,
la portuguesa Rita Durao y el famoso
violinista israelí Ivry Gitlis.
Es un ejercicio gimnástico porque hay que correr y esconderse
tras su espalda cuando gira la lente. Un técnico recoge
el sonido ambiente a través de las bolas de una diadema.
Los actores dialogan, a veces con los paseantes. Esto
no es una historia de amor de pareja, sino de amor global,
explica Gitlis, de 78 años,
gesticulando con sus greñas blancas. Son
dos hombres y una mujer que dan vueltas como estrellas, sin llegar
a tocarse. Algo tan erótico como las fotos de Marlene Dietrich
en su día, afirma. Sansara
cuenta las andanzas por el mundo de un viajero enamorado de una
violinista. Conozco a Siegfried
desde que tenía seis años, afirma
Gitlis. Yo
solía hacer encuentros con niños para hablar de
música y un día pregunté: ¿hay alguien
que toque el violín? Y su madre dijo: sí, él.
Luego, hace un año, me lo encontré en un avión.
El
equipo se mete en un microbús camino de la Plaza Mayor
donde está Silke, pelirroja
y vestida de negro. Su escena aún
no está escrita, comenta Paloma.
Con un grueso bloc, el director conversa con ella en un bar y
los demás se dan un respiro. Ayer
hicimos 1.220 metros de película, cuenta
María. El material está
rodado en 16 milímetros y se va enviando a Francia. Una
vez finalizado el filme, se digitaliza para el montaje. En la
última sesión de hoy, a la luz de las farolas, Silke
avanza rodeada de los curiosos. Sostiene unas castañas
en la mano que ha comprado para
el personaje. En
la actuación no sabes ni dónde empiezas ni dónde
acabas. Te dejas llevar, comenta después.
Hice un casting, Siegfried me cayó
muy bien y me encantó su película,
asegura. En un arrebato de misericordia, el director accede a
dar su punto de vista. ¿Quieres
hablar de la vida?, pregunta. Somos
amigos que nos encontramos y rodamos, nos amamos y vivimos el
momento, explica. En cuanto al proceso de rodaje,
responde: ¿Qué proceso?
No estamos haciendo una película. Esto es la vida.
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