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La Crítica de fandigital.es |
Los créditos iniciales anuncian una libre versión de El Decamerón de Boccaccio. Florencia se reconoce como la ciudad negra de cielos de colores que inicia la película. Repentinamente, la imagen y el sonido se deterioran. Lo que parecía iba a ser una imagen moderna, con incorporación de tecnología viva, con movimiento, diferente pero activa, se convierte en una sucesión de fotogramas sucios y grises difíciles de encarar. Un grupo de personas, con trajes que les protegen totalmente del exterior, camina en fila en un entorno adusto. Si en El Decamerón fue la peste, aquí es un desastre nuclear. Se dirigen a un búnker donde son sometidos a la voluntad de una antigua, y rejuvenecida digitalmente, estrella del porno. Ésta les ordena divertirse con un juego en el que deben hablar de sexo, y, eso, es exactamente en lo que se basa esta ficción, en hablar. Para soltar esas lenguas al límite, la situación que viven les tiene bastante paraditos -curioso por que acercarse a la muerte suele activar las ganas de vivir y de aprovechar el momento-, toman bebiditas de colores que el director y guionista, Antonio Dyaz, tilda de psicotrópicos que les estimulan. Estimular, estimular, se estimulan lo justo para continuar con unos monólogos intragables sobre sexo y estética, sexo y tecnología y sexo y ya ni me acuerdo. Y cuando entran en el terreno del diálogo, pues, quizás, hasta te puedes entretener, que lo absurdo tiene su punto. Los personajes: Silke como maestra de ceremonias que somete a sus invitados, no hay quien la entienda. Nancho Novo, un hombre retorcido y vicioso. Pepa Slas, el hombre que cambia de sexo de forma indolora, pena que cuando hacía de hombre también pareciera una mujer. Coque Malla, un ex presidiario feliz por que ya no volverá más a la cárcel. Leire Berrocal, la novia del ex presidiario, paga con su cuerpo las drogas de éste. Enrique Alcides, una especie de Eduardo Manostijeras gótico y serio que disfruta con la lluvia dorada y que recibe una en la película. Y, como curiosidad, Antonio Dyaz, el director, es la muerte, con azada y todo. Lo mejor: Lo peor: Puntuación: |
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