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Camara Oscura | |||
La Crítica de LaOffOffCritica.com |
Pudiera se que los posters promocionales de muchas películas de terror de los últimos años fueran la obra del mismo sinvergüenza, apurando al máximo las funciones de cortar y pegar del windows, o bien fruto de un programa informático no demasiado elaborado. A pesar de lo que parece dar a entender, que nadie espere encontrar muchos sustos ni asquerosa casquería en "Cámara oscura". Si menciono en primer lugar detalles tan triviales es porque la película no ofrece gran cosa que comentar. Rodada obviamente sin la pretensión de que fuera recordada dos días después del estreno, algunos ni siquiera la retendrán tanto en la memoria. En las salas comerciales ha ido acompañada de las credenciales "presentada en Sitges", festival que parece especializado en expedir a diestro y siniestro este tipo de prestigiosas acreditaciones. Es un producto más bien pensado para ser carne de estantería de videoclub o rellenar la parrilla de programación en cualquier tarde lluviosa. Por eso, quienes se acerquen a los cines sólo en ocasiones señaladas esperando asistir a una experiencia intelectual y mística, o simplemente deseen llenarse los ojos con espectaculares imágenes, mejor que busquen en otro sitio. En este caso, su ausencia de pretensiones es seguramente su principal virtud. Esto puede parecer bastante pobre, y ciertamente lo es, pero (¡spoiler!) después de averiguar que los Reyes Magos son los padres (¡spoiler!) resulta muy frustrante la cantidad de veces que puede salir uno defraudado del cine por haberse creado unas expectativas demasiado elevadas. "Cámara oscura" es más un thriller que una película de terror, pese a recurrir al esquema, de tan profundo calado en el género de los gritos, del grupo de jóvenes atrapados en un espacio cerrado y que, uno a uno, esperan su muerte. Es, sin embargo, un thriller bastante rudimentario, que zozobra en todo momento y no se sabe muy bien a dónde va, desprovisto de un timón firme. La acción avanza a trompicones de manera muy poco natural, a golpes que restan consistencia a la narración y de la mano de unos erráticos personajes que en ningún momento se los termina uno de creer, y que actúan en todo momento en abierta rebelión con el más elemental sentido común. En muchas películas de este pelaje el espectador se echa las manos a la cabeza y piensa, por ejemplo: "No será tan tonto como para abrir esa puerta". Quien ve la película sabe que tras la puerta seguramente esté acechando el mal, pero esto se intuye recurriendo a una lógica ajena al otro lado de la pantalla de cine. Simplemente, de una película de miedo todos se esperan algo así y, además, también se cuenta con una nota de piano repetida de manera machacona para advertir que algo va mal. Sin embargo, desde el punto de vista del personaje de la película, abrir una puerta es una acción, por lo general, de lo más inocua, por eso su comportamiento resulta coherente y todo funciona bien. Esto no es lo que ocurre en "Cámara oscura", donde el guión necesita que los personajes hagan auténticas insensateces. Ineludible comentar en este punto, lo surrealista de la compulsión del personaje encarnado por Silke por dar uso a su carrete de quinientas fotos incluso en las circunstancias más tensas, peligrosas o macabras. En resumen, se trata de una producción modesta, de acabado manifiestamente mejorable, que no ofrece más que un par de buenas ocurrencias y bastantes despropósitos navegando a la deriva. Una peliculilla que se ve desde la distancia, y a la que dan ganas de atacar con excesiva saña porque, pobre, seguramente no tenga quien la defienda. Recomendada a quienes no viajan sin pagar el pasaje. |
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La Crítica de LaButaca.net |
Se inauguró el Festival Internacional de Cinema de Catalunya, Sitges 03, y lo hizo, por segundo año consecutivo (en la pasada edición fue “Darkness” de Jaume Balagueró) de la mano de una producción en parte catalana. En esta edición le tocó abrir el fes-tival a Pau Freixas con su último largometraje, “Cámara oscura”, un oscuro relato a caballo entre el thriller y el suspense, que cuen-ta cómo un barco mercante en medio del océano puede convertirse en una trampa mortal. Según palabras del propio director del festi-val, Àngel Sala, la intención es la de convertir en tradición la aper-tura del certamen con una producción catalana. Peligro. Si difícil es encontrar películas catalanas, más lo será encontrarlas de nivel, y aún más, de nivel dentro del género fantástico, de terror o de sus-pense. Suerte, señor Sala. “Cámara oscura” narra la odisea que un grupo de náufragos sufre al entrar como polizones en un barco mercante de aspecto algo fantasmagórico. Uno de los aciertos del film, como es el hecho de no caer en el facilismo ab-surdo y extendido del susto continua-do como modo de expresión visual y sonora, hace que la película navegue más por el género de suspense que por el de terror. Esta es una de las principales diferencias entre esta pro-ducción y las otras del género “barcos fantasma” que nos llegan del otro lado del océano. Pero no nos engañemos. “Cámara oscura” no llena al espectador. Con un elevado presupuesto para lo que se estila en España (casi llega a los tres millones de euros) y una ambienta-ción suficientemente conseguida, la película peca de un manieris-mo que, aunque buscado (pues eso es lo que perseguía Pau Frei-xas al querer hacer una película de género), se antoja exagerado. Es difícil entrar en el relato, por varios motivos. Por una par-te tenemos la falta de empatía con los personajes, que difi-culta enormemente la necesaria identificación del especta-dor con alguno de los protagonistas, y por otra, un desarrollo demasiado tramposo y patillístico (del vocablo castellano “pati-lla”), que condena irremisiblemente al film. Tampoco podemos pa-sar por alto algunos aspectos técnicos, como el del sonido. En de-masiadas ocasiones se convierte en ardua tarea el intento por parte del espectador de descifrar los diálogos, bien sea por una mala ecualización o por la mala vocalización de Silke. Asimismo, las ganas de dotar de espectacularidad a la película provocan que el uso de planos de helicóptero –o parapente, o lo que sea que vuele que utilizaran en el rodaje– sea particularmente abusivo, llegando a sacar al público de la narración. Tampoco el reparto, encabezado por la ya mencionada Silke y Unax Ugalde, está a la altura de lo que debería ser la apertura de un festival del nivel de Sitges. Aun así, Pau Freixas muestra unos modos en la dirección que probablemente le abran definitivamente las puertas del cine español después de la extraña y fallida “Cac-tus”. Pudiera se que los posters promocionales de muchas películas de terror de los últimos años fueran la obra del mismo sinvergüenza, apurando al máximo las funciones de cortar y pegar del windows, o bien fruto de un programa informático no demasiado elaborado. A pesar de lo que parece dar a entender, que nadie espere encontrar muchos sustos ni asquerosa casquería en "Cámara oscura". Si menciono en primer lugar detalles tan triviales es porque la película no ofrece gran cosa que comentar. Rodada obviamente sin la pretensión de que fuera recordada dos días después del estreno, algunos ni siquiera la retendrán tanto en la memoria. En las salas comerciales ha ido acompañada de las credenciales "presentada en Sitges", festival que parece especializado en expedir a diestro y siniestro este tipo de prestigiosas acreditaciones. Es un producto más bien pensado para ser carne de estantería de videoclub o rellenar la parrilla de programación en cualquier tarde lluviosa. Por eso, quienes se acerquen a los cines sólo en ocasiones señaladas esperando asistir a una experiencia intelectual y mística, o simplemente deseen llenarse los ojos con espectaculares imágenes, mejor que busquen en otro sitio. En este caso, su ausencia de pretensiones es seguramente su principal virtud. Esto puede parecer bastante pobre, y ciertamente lo es, pero (¡spoiler!) después de averiguar que los Reyes Magos son los padres (¡spoiler!) resulta muy frustrante la cantidad de veces que puede salir uno defraudado del cine por haberse creado unas expectativas demasiado elevadas. "Cámara oscura" es más un thriller que una película de terror, pese a recurrir al esquema, de tan profundo calado en el género de los gritos, del grupo de jóvenes atrapados en un espacio cerrado y que, uno a uno, esperan su muerte. Es, sin embargo, un thriller bastante rudimentario, que zozobra en todo momento y no se sabe muy bien a dónde va, desprovisto de un timón firme. La acción avanza a trompicones de manera muy poco natural, a golpes que restan consistencia a la narración y de la mano de unos erráticos personajes que en ningún momento se los termina uno de creer, y que actúan en todo momento en abierta rebelión con el más elemental sentido común. En muchas películas de este pelaje el espectador se echa las manos a la cabeza y piensa, por ejemplo: "No será tan tonto como para abrir esa puerta". Quien ve la película sabe que tras la puerta seguramente esté acechando el mal, pero esto se intuye recurriendo a una lógica ajena al otro lado de la pantalla de cine. Simplemente, de una película de miedo todos se esperan algo así y, además, también se cuenta con una nota de piano repetida de manera machacona para advertir que algo va mal. Sin embargo, desde el punto de vista del personaje de la película, abrir una puerta es una acción, por lo general, de lo más inocua, por eso su comportamiento resulta coherente y todo funciona bien. Esto no es lo que ocurre en "Cámara oscura", donde el guión necesita que los personajes hagan auténticas insensateces. Ineludible comentar en este punto, lo surrealista de la compulsión del personaje encarnado por Silke por dar uso a su carrete de quinientas fotos incluso en las circunstancias más tensas, peligrosas o macabras. En resumen, se trata de una producción modesta, de acabado manifiestamente mejorable, que no ofrece más que un par de buenas ocurrencias y bastantes despropósitos navegando a la deriva. Una peliculilla que se ve desde la distancia, y a la que dan ganas de atacar con excesiva saña porque, pobre, seguramente no tenga quien la defienda. Recomendada a quienes no viajan sin pagar el pasaje. |
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