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Se reconoce mejor en la pantalla grande que ejerciendo de modelo eventual, 'aunque sufra mucho viéndome en una película '-explica con una voz que delata el madrugón, y después de haber dado buena cuenta de su desayuno-.
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Cuando me gusto, me gusto muchísimo. Cuando no me gusto, lo paso fatal. Lo bueno es que, después de verme en las tres películas que he hecho, ('Hola, ¿estás sola?', 'Tierra' y 'Tengo una casa'), en ningún momento me he sentido ridícula, culpable o arrepentida.'
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Estas son algunas pistas para seguir el rumbo que marca uno de los rostros más refrescantes y envidiados del nuevo cine español, una actriz que ahora comienza a encontrar su lugar en la pegajosa tela de araña que teje la fama. Y es que en el caso de Silke, la realidad supera a la ficción: meses antes de que se estrenara su primera película, en los medios de comunicación ya se hablaba de ella como un diamante casi pulido, una presencia impactante e imprescindible en nuestro cine del futuro. 'De repente, antes de terminar el rodaje de "Tierra", empezaron a hablar, hablar y hablar bien de mí. Y yo no me creía nada. Un día era una perfecta desconocida y, al siguiente, casi todos me trataban como a una estrella. Eso me dejó muy despistada, y empecé a sentir un vértigo terrible. Es que soy una persona que, quizás, le da demasiadas vueltas a la cabeza, ¿sabe?. Soy muy pasional, muy sentimental, muy transparente. Y me ha costado mucho asumir todo el interés que, de repente, la gente mostraba hacia mí. Ahora me alegro muchísimo de haber hecho lo que he hecho. estoy pasando una buena época', explica.
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Silke, todavía, se resiste a aceptar ser uno de los iconos de su generación. 'No sé, no me gusta la idea de convertirme en el reflejo público de la gente de mi edad -cuenta-. Siento que intentan venderme como un producto de buena calidad, y ahora me toca demostrar que la tengo. Me da un poquito de miedo que me pongan allí, tan arriba. Además dicen que soy un "sex-simbol"! No sé a quién se le habrá ocurrido semejante idea, porque si me viera recién levantada...'
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Soñaba con ser actriz, pero quería limitarse amontar una compañía de teatro experimental con un puñado de amigos; también deseaba seguir buscándose la vida vendiendo la plata que traía de la India por las playas de Ibiza y haciendo trencitas, tatuajes y 'piercing' en un local diminuto del barrio de Malasaña.
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'Yo estudiaba con William Layton -cuenta-. Y todo cambió cuando me animaron a hacer una prueba para el rodaje de "Tierra". Ya había trabajado en un papel minúsculo y sin diálogo en "Orquesta club Virginia", pero esto era diferente. Hice la prueba, no pasó nada y me fuí de vacaciones. Cuando estaba en la playa, me llamaron de nuevo para hacer otra prueba más. Casi me muero de la alegría, admiraba tanto a Julio Medem! y yo fuí la elegida...'
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| PERSONAJES |
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Y se metió en la piel de Mari, una criatura tan obsesionada con el sexo, que es incapaz de amar a nadie; luego la atrapó La Niña, ('Hola, ¿estás sola?'), una adolescente desarraigada, solitaria, con arranques de mal humor, pero absolutamente fiel a su mejor amiga. Ahora la veremos convertida en Queli, ('Tengo una casa'), otra chavala casi tan desorientada como La Niña. Y dentro de poco, será Anabel, la musa que Julio Cortázar encontró en un lugar de Buenos Aires, en una coproducción. |
'Todas ellas me han llegado muy adentro, todas ellas me han dejado muy vacía cuando salieron de mí', dice sobre sus personajes. Su método para recuperarse de aquellas que le invaden el espíritu es, según cuenta, infalible: 'volver a lo que yo llamo 'normalidad', algo que, pensándolo bien, suena a guasa. Mi 'normalidad' es atípica. Voy y vengo, entro y salgo. De pronto desaparezco en el campo, o me voy de viaje, o me encierro en casa. Me gusta cambiar de paisaje. También me gusta cuidar y mimar a mis amigos. Tengo muchos y todos ellos saben que cuando me esfumo no es porque no los quiera, sino porque soy así. Soy muy libre, y eso no es nuevo para ellos.'
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| DESDE LAS TRIPAS Y EL CORAZÓN |
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No es mitómana, ('me gustan un montón de actores, pero no
podría darle nombres porque no conozco tanto la obra de cada uno como
para decir: 'es mi ídolo!', (explica), no se considera una actriz de
técnica, ('utilizo más las tripas y el corazón que la
cabeza'), no tiene preferencias a la hora de trabajar bajo las órdenes
de un hombre o de una mujer, ('la buena comunicación no depende del
sexo, sino de la persona'). Tampoco quiere fijarse unas metas. 'Sólo
quiero seguir sintiéndome tan bien como ahora -comenta-. Al fin y al
cabo, tengo motivos para ser feliz, y lo digo cruzando los dedos.
Verá, mi familia es muy tradicional y ellos querían que
estudiara una carrera, pero a mí me gustaba la interpretación y
he conseguido salirme con la mía. ¿Y por qué me gusta la
interpretación? Quizás porque contemplo la vida como si fuera
el escenario de un inmenso teatro, por el que pululan diferentes personajes.
Está el elegante, el pijo, el cínico, la espontánea, la
intelectual... Aunque no la conozca de nada, me gusta mirar a una persona,
intentar meterme en su piel e interpretar su vida. A mí todo eso me ha
ayudado a madurar y a conectar mejor mi cuerpo, mi espíritu y mi coco.
¿No le parece una pequeña locura?
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Quizás lo sea, pero esa pequeña locura le ha servido a Silke para convertirse en una nueva heroína de fin de siglo. Así que, ¿qué más da?
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